Por: Julieta Orduña | Boletin No. 188
Sebastián Rulli, Manuel Landeta, Adriana Fonseca y Mariana Seoane protagonizan Divorciémonos mi amor,
obra que estuvo en Aguascalientes con dos funciones, de las cuales
puedo decir que estuvieron repletas y no porque la obra fuera una joya
literaria, sino por los galanes de moda, que están vigentes en las
telenovelas.
El tema nos lleva a creer que sería un
melodrama en donde se da la pauta para que dos parejas dejen su
matrimonio pero resulta que la historia se desarrolla más bien en un
género de comedia, donde Landeta es una de las figuras que sobresale y
le da más ritmo a la puesta en escena con sus intervenciones, y otro que
también da la pauta para que el montaje no caiga en lo aburrido es
Alexis Ayala, que no figura como estelar pero debería ser porque este
par de actores son los que salvan la obra. Una historia de enredos,
donde hay parejitas por todos lados y el final es sorpresivo dando un
buen remate.
Todo iba bien hasta que los medios piden
la autorización de entrevistar a los artistas y la representante nos
hace esperar hasta que “ellos se tomen la foto con sus fans”, está bien
primero el business pero ¿después? Finaliza la función y los medios, muy
educados, esperan en la parte posterior del Teatro Aguascalientes y
nada, pero nada, ni una disculpa de la representante, ni de los actores,
ni de nadie; media hora, una hora y nada. ¿Qué pasa? ¿de plano son tan
importantes los artistas de televisión o por qué los medios se interesan
tanto por ellos? ¿O quizá necesitan esa entrevista porque sus jefes se
las piden? Yo no lo sé, lo que sí sé es que los medios de comunicación
no deben prestarse a esto y darse la vuelta en cuanto te digan que
esperes, a ver si se les da la gana dar la entrevista. Hay que despertar
de esto, el oficio del periodismo vale, no hay que denigrarlo y dejar
que lo pisoteen, sean o no famosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe aquí, con amabilidad y educación...