Sábado 08 de oct, 2011 | Por: Fabiola Gurrola
SEIS ACTORES EN ESCENA DIERON UNA SESIÓN DE
RISOTERAPIA AL PÚBLICO DURANGUENSE CON LA PRESENTACIÓN DE LA OBRA
'DIVORCIÉMONOS MI AMOR'.
En esta historia, como en los clásicos de Disney, en las
telenovelas y en las películas, el amor triunfó. "Porque el amor es una
enfermedad lamentable, fortuita y dolorosa": Diego.
'Divorciémonos mi amor', la comedia romática que dirige Benny Ibarra llenó
de caracajadas el Teatro Ricardo Castro.
El escabroso tema del divorcio fue, como lo anticiparon los protagonistas,
solo el pretexto, porque en realidad la obra transcurre en una maraña de
confusiones en la que no se sabe bien quién es el marido, el amante, el
hermano o el novio.
La historia se desarrolla en una moderna cabaña, el nido de amor de Daniela
(Mariana Seoane) y Alejandro (Sebastián Rulli).
Es en este lugar alejado de la ciudad, donde no llega la señal de teléfono,
donde los carros se descomponen y el universo se alía para que sucedan
cosas extrañas; es ahí a donde van a parar Manuel Beny (Manuel Landeta),
Linda (Adriana Fonseca), Diego y Melitón (Alexis Ayala).
Enredos
Daniela, novia de Alejandro, quien finge ser su hermana Dionisia para no
meterlo en problemas con Linda, su novia, y que al final resulta siendo la
hermana de Diego, novio ficticio de Linda, quien realmente se enamora de
ella.
¿Usted entendió?, pues el público sí lo hizo y se rió hasta cansarse de
estos enredos. Pero como dirían las abuelas "siempre hay un roto para un
desconocido" y esta historia no es la excepción.
Después de 7 años de casados, Daniela y Alejandro se reconcilian en este
lugar en el que compartieron tantas peleas, pero también tantas otras
cosas...
Linda se compromete con Diego -el nerd de la historia- y Melitón, el
hermano macho, vaquero, bien 'fajao' y matón de la historia descubre nunca
haber conocido una mujer como Beny (un hombre disfrazado de mujer), pero
gay en realidad. Al descubrir esta terrible verdad, Melitón se confiesa
'puto' y entonces sí, todos vivieron felices para siempre.
Hay que hablar de la destacada actuación de Manuel Landeta y Alexis Ayala
quienes ponen el mayor toque de picardía a la historia con sus notables
dotes histriónicos.
Y vale la pena destacar el buen físico de todos los actores que integran el
elenco de la obra, pues hubo para todos los gustos y los suspiros se
hicieron sentir cada vez que se abría la puerta. Con excepción de aquellas
que esperaban la llegada de José Ron, quien no se presentó en esta puesta
en escena por motivos de trabajo.
En definitiva una obra de teatro para no parar de reírse. Y un mensaje para
romper con las altas estadísticas de divorcio en México: la próxima vez que
quiera divorciarse, piénselo dos veces, cuente hasta diez, ríase un poco si
después de todo esto no se arrepiente recuerde esta historia que más que
'Divorciémonos mi amor' debería llamarse simplemente amor.
Artículo original: El Siglo de Durango
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